I

-¡Ese no es su destino!
Decian las voces detras de la puerta.
Me acerque pero mi sombra
me delato a la entrada llena de luz.
Las voces callarón
y yo pregunte:
-¿Y ahora hacia dónde voy?
-Ese no es tu destino...
-Lo sé pero necesito comida y vestido.
-¡Pues aguantate tantito!
-No creo poder si sigue así de gris el cielo.

Nehhuatl nictlazohtla
in centzontototl
icuicauh

nehhuatl nictlazohtla
chalchihuitl itlapaliz

ihuan in ahuiyacmeh
xochimeh
zan oc cencah,

noicniuhtzin in
tlacatl,
nehhuatl nictlazohtla

Mi hermano el hombre

Netzahualcóyotl

Amo el canto de zenzontle
pájaro de cuatrocientas voces,
amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores,
pero más amo a mi hermano: el hombre.

Mataste al tiempo

***
Mataste al tiempo

Tu mataste al tiempo
yo te vi hacerlo.
Sólo te quedaste quieto
sentado sin gesto
en esa oficina pretendiendo
tener amuleto.

Y paso febrero
y te conformaste con el correo,
con gastar dinero,
con lavar tu cabello.
Seguiste ese destino
soportando el hastío.

Aunque aprendiste a disimilar agujeros
pretendiendo ser frente al espejo
un rimbombante eco
de las pastillas recetadas por el medico
para darle consuelo
a tu falta de sueño.

Así mataste al tiempo
viendo ese objeto negro
donde aprendiste a ser superfluo
a llevar una vida sin sustento.
Así mataste al tiempo
abriendo la mediocridad del silencio.

Y pasaron setenta eneros
y un día moriste de viejo
y nada sucedió
siguieron cayendo los truenos
siguieron floreciendo los cerezos.

Nadie te lloro
nadie te recordó.
Así te mataste y te mato el tiempo:

[Esta es la voz del muerto]
-Y aprendí que los elefantes recuerdan a sus muertos...

-Sí y no lo hice y no me arrepiento
pues no me enseñaste a hacerlo
lo que sí fue a no matar al tiempo
yo voy a trascenderlo.