Severino

Él es Severino el esposo de Magdalena

Magdalena

Ella es Magdalena la abuela de mi mamá también Magdalena, la mamá de mi abuelo Roberto...
Es hermoso recordar a nuestros muertos muy a pesar de nunca haberlos conocido.

Yo sueño con ese monstruo
que los debora a todos
y que de sus fauces ya inhertes
escurren los esqueletos

De sus brazos se alzan rascacielos
y cada que abanzan sus patas
dejan huellas de podredumbre:
basca presidiarios ratas

Ojos ojos que todo lo miran
la elite de los que gobiernan
que dicen a la bestia que hacer
el Leviathan de la vida real
quien pone orden en las aceras

Muelas que mastican y saborean
la carne de una clase obrera
que lo viste que lo alimenta

La gran bestia
que no tiene cara
que no tiene nombre
pero por la que todos
son hoy hombres

Nuevo hogar

Nuevo Hogar

Haré un espiral
con la vocal de acá
pero, necesito más,
también las diéresis de allá
y los paréntesis de acullá.

Bien, ya tengo mi caparazón,
ahora con los signos de admiración
me fabricaré unas antenitas
que fungirán como guías.

Algo, algo falta…
¡Ah! La baba que ayudara
a deslizarme por la tierra mojada,
pues que sea la tinta morada
de mi pluma que escribe esta locura.

Y así llevare mi casa
a donde sea que vaya.
Sin importar si la noche me agarra
porque podre meter mi cabeza
y dormir calientita y tranquila
ya sea en el mar,
en el centro de la ciudad
o acampando sobre una estrella fugaz.

Adentro estará todo
bien arreglado y decorado
con un cuadro de Frida Kahlo,
con una sintonizada radio,
un cuaderno en blanco
que en cada viaje le escribiré algo.

Recorreré cada recoveco
de este jardín lejano.
Seré un caracol extraño
regando letras a mi paso.

Espero conocer trotamundos,
a niños y ancianos
que me muestren su arte anhelado
en sus ojos claros.
Que seré libre por mi parte
con mi espiral ambulante:
¡Donde puedo darte hospedaje!